sábado, 16 de mayo de 2009

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En el tiempo que esperamos a que Toni terminara su turno, Andrea me había contado como había pasado la noche, lo que me distrajo por unos momentos.
Andrea decidió irse y nos quedamos los dos solos, estaba impaciente y sin embargo no quería saberlo.
Finalmente me lo contó todo, si que era cierto, el había vuelto y no me había buscado…
Toni me lo había contado con la condición de que yo tampoco le buscara a él, a aquel chico del que no había vuelto a saber nada desde una mañana meses atrás, pero sabía que era imposible.
Cuando llegue a casa miré la caja que me había dado antes de irse y entre lágrimas cogí la rosa blanca entre mis manos y leí la carta que me había dejado, me prometía que volvería y que volvería por mí, pero con el paso de los meses me di cuenta de que esa promesa no estaba escrita en piedra como creía.
Durante mucho tiempo mi tristeza había sido reprimida pero no podía guardar todos mis sentimientos, solo pude guardar las cosas en la caja. Me había hecho sangre con una espina de la rosa, esa rosa que me había regalado el último día, una gota de sangre cayó en la carta junto a una lágrima.
El sol había salido pero para mí seguía siendo un día gris.
Llegó la noche, no quería soñar si no era con él, aunque muchos sueños con el habían acabado en amargas pesadillas en las que no podía sujetar su mano y de repente desaparecía en la oscuridad entre mis gritos ahogados por lágrimas.
Desperté un día más con la sensación de que él estaba al otro lado de la cama, y con la misma esperanza de los demás lo había comprobado con mis manos encontrando siempre la misma respuesta, estaba sola.
Miré por la ventana y unos cálidos rayos de sol se reflejaron en mi cara y en los mechones de pelo que caían por mi rostro. El sol no hacía que el día fuera menos melancólico.
Ya me había vestido cuando decidí ir a ver a Toni yo sola.
Pensé que lo mejor era cambiar de camino ese día. Cuando llegué Toni estaba solo, me puso un café con leche, siempre acertaba.
Le conté, que desde el día en el que se había despedido de mi siempre tenía la misma sensación al despertar, Toni ya lo sabía, igual que sabía que aunque hubiera vuelto y no me había buscado, terminaría haciéndolo, pero no me lo dijo y creo que nunca sabré el porqué. Quedamos en vernos por la noche con Andrea y me fui hacia casa.
Sin darme cuenta había vuelto por el camino de siempre, creo que con la esperanza de encontrarle, cerrando mis ojos imaginé que gritaban mi nombre y al girarme era él, que corría hacia mí y me abrazaba, pero lo único real era que casi me había caído al ir con los ojos cerrados.
No era difícil darse cuenta de que desde que él no estaba mis ojos no tenían la luz de siempre y que desde hacía unos días mis ojos reflejaban mi confusión.
Estaba mirándome en el espejo cuando llamaron a la puerta, era Andrea. Bajando en el ascensor me confesó que no íbamos los tres solos, y no supe porque me tenía que molestar, nunca me había molestado.
Al salir, comprobé que Andrea no había mentido....

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