sábado, 16 de mayo de 2009

3

Al salir, comprobé que Andrea no había mentido, junto a Toni estaba un chico al que no había visto nunca. Con una sonrisa me dijo su nombre, se llamaba Dan, era más alto que yo y bastante delgado, llevaba un pantalón vaquero que le caía por debajo de la cintura, y una camiseta sin mangas negra debajo de una bonita cazadora blanca, no me fijé demasiado pero era bastante guapo, era amigo de Toni y Andrea había hablado con él alguna vez.
Era una noche bastante agradable y decidieron ir a la feria. Yo no había ido aun, estaba al lado de la playa. Por unos momentos me quedé mirando cómo se reflejaban la luna y las luces de la feria en el mar. El olor a algodón de azúcar siempre me había gustado.
Andrea y yo nos habíamos separado un momento de Toni y Dan. Como me imaginaba, Andrea no pudo resistirse a hacerme preguntas sobre el nuevo chico.
-¿Qué te ha parecido?-
-Bueno, me parece que le queda bien esa camiseta negra- le dije yo sonriendo sin contestar a su pregunta.
-Vamos, no seas así, es un buen chico…- dejó de hablar para soltar una carcajada y siguió confesando lo que pensaba- no ha dejado de mirarte en toda la noche, creo que aun no se ha enterado de que a mí ya me conoce- me dijo guiñándome el ojo.
- Andrea tú ya sabes que…- deje de hablar cuando dos manos me rodearon la cara tapándome los ojos.
Un escalofrío recorrió mi espalda cuando me susurraron algo al oído. Sabía que las manos eran de Toni, siempre las tenía heladas, pero esa voz no era la suya, no fue muy difícil darse cuenta de que era la de Dan. Sonriendo entre nerviosa y sorprendida agarré sus manos y girándome pude ver lo que nos habían traído, una manzana de caramelo y un algodón de azúcar, a Andrea le encantaban las manzanas de caramelo y Toni lo sabía, pero nadie sabía que yo prefería el algodón rosa y esponjoso.
-Vamos a la noria venga- dijo con una de esas sonrisas nerviosas que solo ella conseguía que me dieran miedo
- No parece mala idea- dijo Toni con un movimiento involuntario de hombros que demostraba lo que realmente pensaba- Aunque ya sabes que ella odia las norias- dijo mirando hacia mí con una sonrisa de complicidad que yo no acabé de entender.
- Da igual subid vosotros dos – dijo Dan amablemente
Una sensación volvió a recorrer mi espalda al recordar su susurro, y me di cuenta de que no sabía lo que me había dicho.
Andrea y Toni subieron a la noria, entonces recordé que Andrea odiaba las norias tanto como yo, y esa sonrisa de complicidad de Toni.

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