sábado, 23 de mayo de 2009

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La cafetería de Toni estaba a pocos metros de mi casa y durante esos metros había estado pensando en si él estaría, pero al entrar se me había olvidado del todo y no me había percatado de su ausencia hasta ese momento, lo que me produjo una extraña tristeza, ojalá hubiera más días como aquella noche, pensé, muchos más.
Toni nos trajo una copa de helado de leche merengada con canela por encima, un desayuno un poco extraño, pero nos gustó su idea y su helado. Siempre acertaba.
Miré hacia la puerta al escuchar que alguien entraba, me había puesto nerviosa sin motivo, no era Dan, era Raquel, una chica de ojos negros bajo unas gafas, de melena rizada con un tinte rojizo, una amiga de Toni…una amiga de Toni a la que yo odiaba desde hacía mucho. Nunca me había caído bien, odiaba su forma de ser y todo lo relacionado con ella. Ese odio, comenzó cuando ella intentó romper la amistad que teníamos Toni y yo, y aunque no lo consiguió, no pude perdonárselo.
Cuando volví a fijarme en las demás personas de la cafetería, apareció una sonrisa en mi cara al ver a Dan parado detrás de la barra, apoyando sus codos en ella y su cara en la mano. Estaba igual de guapo que la noche anterior. Parecía distraído, como si esperara algo, o quizás esperaba a alguien… ¿a mí?...no podía ser, pero solo la idea había acelerado mi pulso.
Esa sonrisa se me borró en cuanto observé como miraba Raquel a Dan.
¿Pretendía estropearme cada momento feliz que hubiera en mi vida? No lo había conseguido aquella vez y esta vez tampoco lo iba a conseguir.
Empecé a sentir un calor agobiante dentro de mi cuerpo, era esa mirada y el odio hacia Raquel lo que me hacía sentir ese calor que me nublaba la mente, ese calor que recorría cada rincón de mi cabeza entorpeciendo todos mis pensamientos y sentidos.
Me senté y apoye con decepción mi cara sobre mis rodillas, cuando observé que ahora Dan estaba mirando a Raquel igual que me había mirado a mí la noche anterior. Todo se había ido abajo, había sido una estúpida. Y aunque el calor agobiante había desaparecido, la sensación siguiente no fue mucho mejor…
Nunca he sabido explicar esa sensación, no es tristeza, tampoco es enfado…
Ese sentimiento iba creciendo dentro de mí hasta transformarse en una gran bola dentro de mi garganta, hubiera preferido seguir con mi bola de helado antes que con esa asquerosa bola de sabor amargo.
Dan ni siquiera me había mirado, por unos momentos hubiera deseado no levantarme aquella mañana, no haber salido la noche anterior…Deseaba desaparecer

1 comentario:

  1. Cerdita rancia con kimono!23 de mayo de 2009, 19:41

    Un gran blog!^^ La historia está muy bien, ya estoy impaciente por leer la proxima parte. ¿Qué pasará con Dan y con Toni??mm =)
    Ánimo y sigue deleitandolos con tus historias.

    De una fan con nunchakus :P (jajaja)

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